lunes, 20 de diciembre de 2010

Cuando ni el verso alivia...

Cuando ni el verso alivia,
caigo presa de la fiebre de mi insomnio y del alcohol.
Y otras drogas no tan blandas.
Cuando ni escribir me calma
invoco a Damballa y le ofrezco mi alma.
Escupo al Karma.
Y como un muerto viviente,
me tambaleo sobre una pierna
frente al espejo de cualquier bareto de mierda.
Se oferta amor en el periódico,
y en mi cartera solo hay saldo
para sustancias sado cuando salgo.
De esas que atormentan a diario
a este pobre estrafalario
intento de poeta noctámbulo de barrio.
Lo que el viento se llevó resultó demasiado
y me veo solo y rodeado de miserias
bajo las sábanas de mi cama.
Cuando la noche me atrapa me hundo en el fango
y copa tras copa
me olvido de vivir y me centro en el Grim Fandango.
Bajo al Mitlán justo antes de dormir
y me devoran los mismos demonios
que a ti no te dejan huir de mis entrañas.
Las arañas tejen para atrapar mis recuerdos
como abejorros,
y si olvido no es porque quiera, es por culpa de los porros.
¿Y qué hacer ni cuando el verso alivia?
Cuando las musas se marchan a explotar otra máscara
y otra ilusión más tibia...

S.B

1 comentario:

  1. No había visto! Se me pasó!
    Mola mucho tío, para navidad puede estar dificil, pero para febrero como tarde esto queda patentado y explotado en oídos ajenos!

    ResponderEliminar

¿Qué te parece?