domingo, 10 de abril de 2011

Brilla la polar
a un centímetro de la Alhambra
-pobre el moro que entregó
las llaves y mil lágrimas.
Aún queda un velo de sueño
por las calles y sus caminos,
marionetas, pompas, una plaza,
pero falta una sonrisa verde conmigo.
Miro a la diosa frente a frente
y me rindo ante su propuesta:
me cuelo en su alma, indago
en sus fuentes, flores y puertas.
En la lluvia del último día
la tranquilizo con una promesa:
volveré para amar en silencio
el color de su piel bermeja.


Flaca Beltenebra.

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