miércoles, 6 de abril de 2011

Y entre esa tormenta de personas que corren por las calles atadas a sus horarios laborales, cada una como gota de lluvia entre esa gran nube que es esta ciudad tan madrugadora. Yo, siempre deseo encontrarme con la sencillez de sus ojos que no piden monedas, si no es para observar una fotografía, leer un poema o ver como la espuma hierve sobre el café. Siempre, entre tantos sueños rotos o heridos, yo, busco encontrarme con los suyos que de tan intactos son el ejemplo perfecto de la esperanza poética que aún tengo.

En un semáforo, un cruce, una tienda quizás, que importa, la busco y sé que me busca, pero los polares y kamikazes están marcados por la dificultad de sus encuentros y sin embargo, de tan enamorados, no podemos dejar de buscarnos ya sea mañana, tarde, o noche, tiemblen los raíles o los aviones a la argentina, nuestras mentes siempre llegan a Roma, haciendo escala la mía, antes, en Paula.

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