martes, 19 de abril de 2011

Se veía perdido,
pero ya ha encontrado a su musa.
Ya tiene un nombre que atribuir
a cada verso que escribe.
Ahora tiene un cuerpo
que le sirve como fuente de inspiración.

Abandonó la necesidad de
disimular su ausencia
con penecéntricas divagaciones.

ÉL, como buen poeta,
usa el pelo de su musa como atrapasueños
para no olvidar los versos que ella le inspira.

Todo se reduce a un único sentido.


Amour Psyche



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